sábado, 26 de mayo de 2012

Divertidas anécdotas de un antropólogo inocente: Nigel Barley.


“El hecho de haber realizado trabajo de campo es como una licencia para ponerse pesado”

Escribe Nigel Barley en uno de sus libros, un antropólogo con agudo humor irónico británico en sus libros que combinan un estudio riguroso y anécdotas de sus relatos de viajes.

Nada que ver con los libros de antropología tradicionales. Es el conocido "Un antropólogo inocente"
Pero también ha escrito “Una plaga de orugas: el antropólogo inocente regresa a la aldea africana.” “No es un deporte de riesgo” y la más reciente “Bailando sobre la tumba: encuentros con la muerte.” Todas ellas para aprender y reir sobre sociedades tan diferentes como los dowayo de Camerún y los toraja de Indonesia:

"Me levanté y le estreché la mano cortésmente [a un brujo de la lluvia al que había entrevistado].«Discúlpeme —dije—, tengo que guisar un poco de carne». Al menos es lo que pretendía decir, pero debido a un error de tono declaré ante una perpleja audiencia: «Discúlpeme, tengo que copular con el herrero».

“Yo les causaba muchísima gracia. ‘Sacaban fotografías’ con un cuenco roto y ‘tomaban apuntes en hojas de palmera. Por mi parte, procuré pagarles con la misma moneda: cuando me pidieron dinero, les entregué solemnemente el tapón de una botella”

Dentro de la consulta había cierta cantidad de instrumentos dentales en un estado lamentable y un gran diploma de la Universidad de Lyon, lo cual me tranquilizó un poco. Tras explicarle mi problema al grandullón que había en la consulta, éste agarró unas tenazas y sin más dilación me arrancó los dos incisivos. Según declaró, los dientes estaban podridos. Me quedé sentado como un pasmarote (la sangre me corría por el pecho de la camisa) y traté de hacerle comprender que ya podía emprender el siguiente paso del tratamiento. No resulta sencillo discutir en un idioma extranjero faltándole a uno dos incisivos. Al final, el individuo se irrita y me dice que si no está satisfecho llamaría al propio dentista
Así es, el que me había arrancado los incisivos no era dentista, era mecánico, y también arreglaba relojesHabía caído en la trampa de creer que cualquiera que se encontrara en un consultorio dental con una bata blanca y preparado para sacar muelas era dentista.”

Lo bueno de Barley es que no sólo se dedica a contar lo “extraño” de los otros, sino también lo extraño de nosotros mismos. Otras anécdotas surgen cuando se da la vuelta a la tortilla y es el antropólogo el que tiene que explicar a los otros su propia cultura.

Una vez, los toraja, en Indonesia, pidieron al antropólogo que contara una historia interesante. Era un exótico forastero, que había viajado por todo el mundo. A saber con qué saldría..

“- Una vez encontré en África un hombre capaz de controlar la lluvia.

- Bah! Eso también lo tenemos nosotros!” 

- Pues una vez... viví con gente que cortaba cabezas humanas y las coleccionaba! 

- Oh, nosotros también solemos hacer eso, no tiene interés.

- Pues una vez... fui a cazar leones sólo con una lanza.

- Bah, supongo que es parecido a lo que hacemos nosotros con el búfalo de agua, pero seguro que más peligroso.

Y ya cuando se estaban acomodando para dormir, nuestro antropólogo pensó que era el momento adecuado para lo más grandioso: Sacó la tarjeta de crédito! 

- Esto... es como dinero” 

Oooooh... la miraron, se la pasaron con solemnidad.

- En mi país, en las ciudades, hay máquinas en las paredes donde uno mete estas tarjetas, escribe un número y saca dinero.

- Ohh aah oooh..."


“No me llamaban nunca mentiroso, pero cuando trataba de hacerles tragar alguna falsedad particularmente flagrante como la existencia de trenes subterráneos o el hecho de que en Inglaterra no haya que pagar las esposas adoptaban una peculiar expresión facial”

Más complicado resulta cuando el antropologo no sólo tiene que explicar las costumbres de nuestra cultura occidental a un grupo asombrado, sino cuando este grupo sufre nuestra cultura en nuestras tierras y él tiene que hacerles la vida más fácil. A los toraja les tuvo que explicar algunas de nuestras costumbres inexplicables:

"Un día, volvieron de la calle muertos de risa. 

- El parque -decían- está lleno de locos! 

- ¿Qué hacían?

Sonrieron.

-Caminaban... llevando perros... en el extremo de una cuerda.-Y volvieron a reír, esta vez a carcajadas. 

- Pero si vosotros hacéis lo mismo con los búfalos. Los lleváis a nadar. He visto a algunas personas aceitándoles las pezuñas y cepillándoles las pestañas. 

Por supuesto, se mostraron de acuerdo, aunque de mal humor. Pero eso era otra cosa. Hacerlo con un perro era como hacerlo con un ratón. ¡Una locura!"



"Todos los días la gente arrojaba monedas en el estanque. Eso intrigaba a Nenek. ¿Por qué hacían eso? ¿Acaso pensaban que en el estanque vivía un espíritu de la tierra? No fui capaz de explicárselo. 

- Lo hacen para tener suerte. Es una costumbre. -pero con ninguna de esas explicaciones se dió por satisfecho. 

Todos los días Nenek se daba vueltas por la galería para contemplar el fenómeno y averiguar el valor de cada moneda, mascullando su asombro. 

-Cuando sea viejo -dijo, sacudiendo sus rizos grises -vendré a vivir aquí y construiré estanques para que la gente arroje en ellos su dinero."



"-Cuanto cuesta una casa como ésta? -Se lo dije. -No puede ser, seguro que está equivocado. 

Hicimos nuevamente los cálculos. Eran correctos. Nenek me miró horrorizado.

-¿Tiene usted TODO ese dinero?? 

Le hablé entonces de las hipotecas a treinta y cinco años y los intereses. Rió. 

-Y luego vienen los holandeses a decirnos que estamos locos por gastar todo nuestro dinero en un búfalo al que luego se ha de matar... Ustedes hacen lo mismo con sus casas. Deme la madera y yo le construiré una por mucho menos!"




"-Así que -dijo Wed-, resumiendo ¿a los niños ingleses se les incita a gozar con la tortura, quema y muerte públicas de alguien cuya mayor culpa era haberse equivocado de religión?
Esa fue la interpretación de la noche de Noche de Guy Fawkes por una profesora visitante musulmana de la etnia minang.

(La Bonfire Night, en inglés, se rememora en el país natal de Barley, Inglaterra. Guy Fawkes fue un conspirador católico inglés que planeó la Conspiración de la pólvora con el objetivo de derribar el Parlamento con explosivos situados en las bases del edificio y asesinar al rey Jaime I de Inglaterra, a sus familiares y al resto de la Cámara de los Lores. Finalmente fue arrestado y declaró que sus intenciones eran acabar con las persecuciones religiosas, negándose a denunciar a sus cómplices y siendo ejecutado. En él se basaron para el personaje de “Anonymous” de la obra “V de Vendetta”.)

-Bueno... -empecé a decir. -esa es una manera muy negativa de verlo. Estoy seguro de que los niños no lo ven así.

Resultó inoportuno que el fuego alcanzara en ese instante el muñeco situado sobre el montón de plataformas de madera. 

-Arde pequeña, arde! -chillaba extasiado un crío. 

-Una expresión norteamericana. Debe haberla sacado de la televisión. Quizás convenga más considerarla como una celebración del propio fuego. Existen procedentes históricos.

Wed meneó la cabeza.
-Proyección y demonización del Otro. Que quiere decir el Bon de Bonfire? 

-Eh... se supone que proviene de “bonefires”, la quema de huesos. Pero esa no es la cuestión... 

-Mira!- dijo una madre de un niño, señalando -cómo se le consume el pelo y ahora se le caen los brazos ¿Allá van! Huyyy, la cabeza, la cabeza!

-Por supuesto, no hay que tomarlo literalmente.-le expliqué rapidamente a Wed. -Aquí ya no está en vigor la pena capital. Tenemos que irnos. Habrán preparado comida, como sabrás, sobre la hoguera, y habrá vino caliente. 

-Preparada sobre la hoguera? ¿Quieres decir como el cuerpo? ¿Y vino caliente, como la sangre? 

Ahora el niño trataba de arrancarle la cabeza a la muñeca de su hermana, mientras ella, gritando, le arañaba las piernas y le daba puñetazos en los testículos. 

-Pequeñas sanguijuelas!Ya veréis cuando lleguemos a casa!Vuestro padre os va a matar! 

Tenía que sacar a Wed de allí enseguida."

Como conclusión, una gran frase de Barley explicando la sensación posterior de un trabajo de campo... o de cualquier viaje remoto:
“Una extraña sensación de distanciamiento se apodera de uno, no porque las cosas hayan cambiado sino porque uno ya no las ve «naturales» o «normales». «Ser inglés le parece a uno igual de ficticio que «ser dowayo»”

Fuentes:
Cualquier libro de Barley. En tu librería o biblioteca más cercana.

viernes, 18 de mayo de 2012

Por nada: antropología de la violencia de género.


"¿Por qué un hombre mata a su pareja? Pues está claro. La culpa es de ella porque provoca"

"¿Para qué quería ella trabajar? Mis amigos dicen que es para darle hostias"

Éstas y otras frases son parte de los testimonios recogidos durante tres años de hombres condenados por malos tratos a sus parejas. "En 2001, acudí al Senado para hablar sobre la violencia de género, y me di cuenta de que nada sabíamos de los maltratadores.", explica la directora y antropóloga Mercedes Fernández-Martorell.

Puso el proyecto en marcha, pero a los seis meses estuvo a punto de abandonarlo. "Hablé con forenses, policías, abogados y a todos les parecía bueno, pero no conseguía contactar con los maltratadores", dice. Hasta que un día fue a los juzgados y abordó a los hombres a la salida. Les preguntaban qué les parecía "la nueva ley" [la Ley Integral contra la Violencia de Género]. "Nunca ninguno nos preguntó por qué hacíamos esto", cuenta Fernández-Martorell. Y así, juicio tras juicio, quedaban con ellos siempre en la misma cafetería. 
 
Tras ir a más de 700 juicios y escuchar a cientos de condenados, Fernández-Martorell apuesta por la rehabilitación. "Es fundamental, además del castigo, porque seguirán relacionándose con mujeres", explica y pone como ejemplo el caso de Claudio que ha estado casado dos veces y ha tenido otras relaciones, y con todas ha tenido "problemas". "Vimos que ninguno se veía como un maltratador y para ellos son peleas normales de matrimonio", señala Fernández-Martorell. 
 
La cárcel es una medida necesaria pero también la Justicia debe idear maneras para educar a estos hombres, para ayudarles a ver y a ser autocríticos. Si no es imposible acabar con ello. Pero además la sociedad debe concienciarse de que NUNCA hay que apoyar a estos hombres ni reirles sus gracias. Hay que romper con viejos tópicos masculinos como los comentarios entre hombres en los que se repite "hay que conseguir que tu mujer te obedezca". Ésa es la raíz del problema.”

Los maltratadores comparten "la misma visión de la mujer y lo que esperan de su pareja", aunque tengan perfiles muy diferentes, aún con sus diferencias sociales o económicas de todos ellos. Cuando estaba haciendo las entrevistas para incluirlas en el documental tenía la impresión de que todos los maltratadores "hablaban de la misma mujer", pues, según ellos, "hacían las mismas cosas mal y estaban locas". Además, casi todos consideran sus agresiones como "algo normal"."Para ellos (los maltratadores), la mujer es sólo una posesión y quieren tenerla a su antojo y servicio" Lograr "que tu mujer te obedezca" es el objetivo común de todos lo maltratadores.
Ellos matan porque su idea moral sobre la relación hombre-mujer pasa por unos roles que definen al hombre como el que decide qué se debe hacer y la mujer como el ser que obedece. Cuando ella no cumple con su papel, ellos se sienten fracasados y cuestionados como hombres. Y eso es lo que desencadena el maltrato. Para todos ellos el problema se origina únicamente con la denuncia; todo lo explican como una parte normal de la relación de pareja, de las disputas conyugales.”
El que exista hoy una amplia clase media evita conflictos, aunque crea otro tipo de problemas y muchas frustraciones. La matanza y los malos tratos a las mujeres, que es la enfermedad más grave que tiene nuestra sociedad, tiene que ver con estos cambios sociales.” 
 
Cuando la sociedad se homogeniza, se está quitando dominio al grupo hegemónico y esos sujetos desposeídos, en este caso los hombres, se sienten y se viven como seres muy desgraciados. Esta es una realidad que en España adquiere un dramatismo especial. Somos un país que es producto de una dictadura y de una educación religiosa que marcó el dominio de los hombres sobre las mujeres. Somos herederos de esa situación: los hombres fueron educados para sentirse bien cuando eran responsables de una carga en exclusiva, que la mujer comparta esa carga y esa responsabilidad puede ser vivido como una liberación, pero también como una frustración para ellos. Cuando los hombres se entregan a la frustración frenan y deterioran los avances de la igualdad."

"En el trabajo de campo realizado durante cuatro años sobre el por qué algunos hombres maltratan a la pareja, asistí a más de setecientos juicios. La escena que sigue es copia.

La fiscal lee la denuncia con el acusado en pie:

- El día 15 de mayo según dice el informe usted y su esposa estaban en su domicilio y a las ocho de la mañana usted le golpeó en la cara, cuello y brazos. Al parecer usted cogió un instrumento que tiró sobre una mesa de cristal y la rompió. A continuación con un trozo de ese cristal le provocó a ella varias heridas en cara y brazos.

Días después entrevisté a ese hombre y le pregunté:

- Cuéntame ¿qué sucedió entre ella y tú?

- ¿A nosotros? Pues mira, mi mujer y yo lo único que hemos tenido ha sido, simplemente, peleas matrimoniales normales y corrientes. Las de toda la vida. Pero... ¿es verdad o no que toda la vida los matrimonios se han peleado?

Una y otra vez esos hombres anhelaron que aceptara como algo reglamentario ese pelear, ese azotar y ese fustigar a mujer. La vida del hombre que maltrata está alimentada por la idea de que la infamia contra mujer ha sido y es irreprochable.

No somos culpables del asesinato de una mujer en manos de la pareja hombre pero sí somos responsables ante ella.

¿Qué hace el hombre que asesina a la pareja mujer? Actúa contra la vida de lo vivo. Concibe que la vida de la mujer pareja le pertenece y dispone quitarla de en medio. Procura desprestigiar el devenir, las modificaciones que hemos gestionado para liberarnos de algunas cárceles del vivir en mujer. Intenta reinstaurar costumbres del pasado tradicional. Recibe prisión."

Marcela Lagarde, etnóloga mexicana, lo dice más claro: “hay una guerra no declarada, llamada violencia de género, de hombres sobre las mujeres y el Estado ha sido clave para que exista esa violencia, se reproduzca y reine la impunidad” 

"Cuando el Estado no se ha modernizado y no da seguridad a las mujeres, nosotras quedamos en peligro" 

“Una de las claves que caracterizan el feminicidio es que estamos ante una violencia ilegal pero legitimada socialmente” 

La sociedad habitualmente ignora y silencia la violencia que se inflige a las mujeres, de forma que ésta llega a formar parte habitual de las relaciones de todo tipo. La cultura machista refuerza insistentemente estas actitudes como algo natural; hay un refuerzo permanente en las imágenes, en los enfoques y en las explicaciones que legitiman la violencia. 
 
Nunca como ahora los niños y todas las personas hemos estado expuestos a una pedagogía de la violencia tan masiva. No hay una película que no contenga violencia contra las mujeres. Aunque, por contra, también nunca ha habido tantas acciones para erradicar la violencia como hay ahora.” 

Hay una historia del reino de Bunyoro, en África Oriental, que cuenta el antropólogo David Graeber:

"Una vez un hombre se mudó a una nueva aldea. Quería saber cómo eran sus vecinos, así que en medio de la noche simuló dar una paliza a su mujer, para ver sí sus vecinos acudían y le reprendían. Pero en realidad no la golpeó : golpeaba una piel de cabra, mientras su mujer lloraba y gritaba que la iba a matar. Nadie acudió, y al día siguiente el marido y la mujer empacaron sus pertenencias y abandonaron esa aldea, en busca de otro lugar donde vivir."

 
Qué sería de las mujeres sin el amor de las mujeres. No podemos explicar la vida sin el apoyo de unas a otras. Pienso en todas aquellas mujeres que en alguna parte del mundo salvan la vida de otra mujer”, dijo Lagarde al referirse a la población femenina Saharaui, del Líbano, El Congo, Darfur y Gaza que sobreviven a guerras, desplazamiento y refugio. 

Lagarde se inclina por un pacto entre las mujeres “que no sólo cambia el género, si no que cambia la idea del mundo”



Nosotras no luchamos contra la violencia sino que trabajamos por la paz” 
 
Dolores Juliano explica que también se trata de la defensa. "Entre los saharauis la costumbre es que cuando una pareja se casa, se quedan a vivir con la familia de la mujer, hasta que nace el primer bebé. Imaginaros a un saharaui malvado en una haima rodeado de sus suegros, sus cuñados, los hermanos de la mujer y todos los parientes de ella. Objetivamente, es imposible. La matrilocalidad es una defensa ante el maltrato. Además utilizan también el divorcio. El maltrato no se acepta socialmente."

Los tuareg del Sahara, los pigmeos Mbuti del bosque Ituri, los jíbaros de América del Sur y los Mungo Nkundo de África son sociedades en las que la antropóloga Peggy Reeves Sanday no encontró casos de violación a mujeres. También en las sociedades matrilineales como la Minangkabau de Indonesia.
“En las sociedades donde la naturaleza se considera sagrada, la violación sucede excepcionalmente”

“En las sociedades libres de violaciones las mujeres son tratadas con un considerable respeto y las actitudes de las personas sobre el medio
ambiente son más de respeto que de explotación”

“Donde los varones están en armonía con su entorno, las violaciones apenas existen”


En estas culturas, las mujeres no tienen miedo de la violación cuando salen solas. 


La antropóloga Maria-Barbara Watson-Franke cuenta que cuando ella confesó a su guía Guajiro (América del Sur) que tenía miedo de caminar por la noche en el desierto, ésta le dijo que ella sentía lo mismo. Pero cuando la antropóloga le contó cómo un hombre le había atacado una vez en Europa, la mujer Guajiro le miró sorprendida: "¿Tienes miedo de la gente? Oh no, nada de eso!. Pensé en las serpientes!"

En Occidente, la violación es un fenómeno en la escala mayor, como se muestra en varios estudios. En los Estados Unidos, hay aproximadamente 200.000 víctimas de violación (de más de 12 años) por año.  

"La soledad de Mae. Una Investigación Antropológica" de Javier Ortega Cañavate es un libro que va más allá de los modelos psicológicos y sociológicos. A partir de una investigación antropológica a más de 600 personas, incluidas víctimas de maltrato, surge esta historia que no es ni individual ni social, sino cultural. En ella quedan al descubierto los modelos culturales que fundamentan la violencia doméstica: el Síndrome del clan y el Síndrome de Eloísa. 

"La violencia doméstica nos aparece como un complejísimo sistema de relaciones que implica todo un modo-de-sentir y pensar el mundo. Y lo que es más importante, el modo en que las personas nos sentimos y nos pensamos en el mundo. Y estos modos son siempre en relación con: la maternidad, la pareja, la familia, los deseos, las costumbres, los usos, los prejuicios, la sociedad, la cultura, la naturaleza...
Demasiados contextos para que sea simple. Muchos condicionantes (...) El velo puede tardar años en caer, y en muchos casos, quizás no caiga nunca. Por eso creo que merece la pena por si acaso admitir que quizás esos síntomas sí están en nosotros, y este reconocimiento puede ser uno de los pasos más importantes para la lucha contra la violencia doméstica."


 
Otro libro es "Ideas que matan", donde Mercedes Fernández-Martorell narra sus investigaciones sobre por qué algunos hombres maltratan y matan a la pareja. Las relaciones que se elaboran entre poder y construcción de la diferencia de sexo permiten observar los motivos de este destrozo entre humanos. 
“Por nada”, película basada en el trabajo de Fernandez-Martorell, dirigido por la misma antropóloga, con el fin de sacar más a la luz su trabajo:


Fuentes:
http://lasoledaddemae.blogspot.com.es/ 
http://www.huffingtonpost.es/mercedes-fernandez-martorel/somos-lo-que-hacemos_b_3510085.html
http://www.publico.es/espana/229274/en-la-mente-del-maltratador
https://www.youtube.com/watch?v=_IZQ-eneyuM

lunes, 14 de mayo de 2012

El destino de los desposeidos: el colapso.


"Mi mayor temor es que si nos dejamos llevar hacia esta cultura única, mundial, genérica y amorfa, no sólo se reducirá el rango de la imaginación humana, a un modo de pensar estrecho, sino que un día nos despertaremos como de un sueño habiendo olvidado incluso que existieron otras posibilidades"

 Margaret Mead.


Daniel Tanuro, ingeniero agrónomo, periodista y ecosocialista belga, en diciembre de 2007 escribió para Le Monde Diplomatique un artículo polemizando contra el best seller de Jared Diamond, “El colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen”. Años más tarde, el libro Questioning Collapse (Cuestionar el colapso), recopila las contribuciones de una docena de arqueólogos y antropólogos especializados en las sociedades que Diamond describía como "colapsadas" por los daños medioambientales provocados por ellas mismas, los “ecocidios”.

Por ejemplo, uno de los autores del libro Michel Wilcox, arqueólogo descendiente directo de los amerindios que habitaban en el Sudoeste de los Estados Unidos, no disimula su indignación por la forma como Diamond acusa a los Indios Pima y Hohokam (verdadero nombre de los anasazi o "los antiguos") de la mala gestión medioambiental de sus tierras. Afirma que la misma debe ser imputada a los conquistadores y colonos (al principio españoles y luego estadounidenses) y no por el ecocidio, ya que el sistema agrícola de los indios era sofisticado y bien adaptado al clima. Pero éste fue destruido en un decenio por los granjeros blancos instalados río arriba, cuyas capturas abusivas de aguas secaron el río Gila. Su civilización no se colapsó; simplemente tuvieron que huir de esas tierras. Para Wilcox el ecocidio provocado por los Indios es una "ficción" y "la verdadera cuestión que nos debería preocupar es la de saber "por qué esta ficción existe y por qué no se escucha la voz de los vencidos, cuando sus descendientes siguen vivos"

Patricia McAnany llega a una conclusión similar sobre el Imperio Maya. Muestra que los Maya supieron desarrollar y conservar durante siglos un ecosistema agrícola estable y notablemente productivo, y lo que condujo al abandono de las ciudades con sus grandes monumentos no fue un ecocidio o mala gestión de su ecología, sino un cambio profundo social por influencias o colonizaciones exteriores.

Y añade “Deberíamos preguntarnos si las transformaciones que marcaron el fin de los dioses reyes pueden ser calificados como un colapso apocalíptico tal y como lo sugieren algunos autores y realizadores de cine (como el film de Mel Gibson, Apocalypto). Para sus descendientes resulta denigrante leer que sus antepasados se 'extinguieron' en el siglo X y que ellos no tienen ningún lazo con los maya clásicos que construyeron la ciudades -actualmente en ruinas- sobre las cuales se ha edificado toda una industria turística valorada en millones de dólares".

Según el libro: "En ninguna de las dos obras [Diamond] pone en cuestión la hipótesis que se hace eco del punto de vista de los poderosos: de quienes controlan a los otros, y cuyas opciones están por encima y determinan las de los otros.”

Así, según palabras de Tanuro, “Diamond escamotea los modos de producción, las relaciones de clase, las relaciones de género... (…) Se borra de un plumazo lo que supone la novedad radical del capitalismo. Desaparece del análisis el carácter específicamente ecocida de la relación capitalista con el medioambiente en función de su lógica de acumulación y del desarrollo tecnológico capitalista. De hecho, este análisis es reemplazado por una visión casi-religiosa, en la que la destrucción de los recursos naturales se explicaría por las dificultades de la especie humana para controlar sus "pecados".

Según Frederick Errington y Deborah Gewertz, otros dos autores del libro, “es a los desposeídos a quienes se les adjudica la responsabilidad histórica, cuando su existencia y las circunstancias en las que se desarrolla se interpretan mal. Desde nuestro punto de vista, El Colapso es típico de un género histórico que, ignorando el contexto, impide comprender cabalmente lo que ocurre hoy en día en el mundo, así como los serios problemas medioambientales a los que nos vemos confrontados".

Eudald Carbonell. arqueólogo, antropólogo y paleontólogo, también habla de un colapso inevitable, pero el actual y desde un parámetro diferente:

"El colapso es algo inevitable, y creo que es importante, porque en cierto modo es una catarsis que permitirá replantearnos el humanismo tecnológico en un sentido positivo y socializar la tecnología de modo que permita los equilibrios energéticos y materiales en el planeta. Somos unos animales primates, somos todavía incapaces de aprender tan rápido como deberíamos hacerlo. Pero es un colapso que tampoco es que sea tan grave, la revolución industrial causó 250 millones de muertes, era el 12% o 13% de la especie en ese momento. Es decir, forma parte del proceso de metabolización de la evolución"

En este caso, Carbonell sí alude a un desequilibrio social como responsable directo de un futuro colapso:

El sistema económico capitalista es válido para un sistema evolutivo de darwinismo social, porque es un sistema arcaico que se basa en la explotación, la competitividad, la explotación de los débiles, etc. Es algo prehistórico, es una evolución que no tiene conciencia. La evolución consciente y responsable parte al revés: parte no de la competitividad sino de la competencia de las personas, de la educación, del equilibrio, de la igualdad de oportunidades, etc. Por eso es tan difícil el comunismo.”

Este investigador explica que hasta que la conciencia de especie rija el devenir del planeta no alcanzaremos la cota de “seres humanos”.

“Es muy difícil pensar que tenemos conciencia de especie cuando en el planeta mueren cada año 30 millones de niños de hambre.”

"Hay un hecho importantísimo, y es que no ha habido la fase de incremento de la sociabilidad, que sería que en el mundo la especie tuviera conciencia y distribuyese la energía. Todavía no lo hemos hecho, por eso digo que todavía no somos seres humanos. Para mi ser humanos representaría tener conciencia crítica de especie. Pero ha habido mucha evolución. Seguramente sin la organización actual de la especie no vivirían 7.000 millones de personas. Aunque hay una fuerte desigualdad y desequilibrio, pueden vivir. Pero deberíamos progresar más rápido. Porque si se acelera todo, también se debería acelerar el incremento de sociabilidad, y por tanto la alfabetización, la igualdad, etc la cooperación, la coordinación… porque son factores muy importantes".

“Cuando todo es exponencial, el crecimiento orgánico, el de consumo, las desigualdades… nadie puede controlar tanta complejidad, y los homínidos no hemos cambiado todavía el azar por la lógica”

Es por eso que afirma que no podemos aprender nada de nuestros ancestros sino sabemos qué queremos hacer como especie sapiens en el futuro.

La conciencia de especie es la gran conciencia del Siglo XXI, como lo fue en el siglo XX la conciencia de clase para la emancipación de los trabajadores en la Revolución Industrial. Ahora hay una gran conciencia que emerge, que ya ha aparecido. La bomba atómica no fue lanzada en los años 60 porque los científicos que tienen conciencia de especie eran conscientes de que sería el fin. En la guerra de Irak estaba presente: millones de personas se rebelaron contra una guerra injusta.. Es una conciencia que quema, que está dentro, pero luego somos incapaces de reconocerla en un acto de pensamiento, como una lógica humana, como una forma de entender el mundo". 

Por eso yo llamo a la revolución de la especie”





Fuentes:

domingo, 6 de mayo de 2012

La felicidad que se comparte: inati el ubuntu.

Conocer otras culturas nos brinda la oportunidad de abrir la mente a cómo culturas distintas buscan la felicidad en pequeñas cosas, como el hecho de tomarnos tiempo y respirar profundamente y reír con la familia, amigos o desconocidos. Cantar, bailar, pasear, hablar, e incluso trabajar juntos nos demuestra que la felicidad es algo que se comparte.

Los daneses tienen un concepto de su invención para buscar la satisfacción en los placeres elementales: hygge. Este término evoca una sensación de calor interno y de algo acogedor, como compartir una botella de vino tinto o una infusión junto a un cálido fuego o invitar a unos amigos íntimos a pasear junto al mar o en el monte, asar salchichas en la barbacoa en verano... O simplemente acurrucarte en el sofá con una manta y un buen libro. Es confort y una sensación de estar en paz con el mundo. No es de extrañar que muchos de los idiomas del norte de Europa tengan una palabra particular para sentirse cómodo o cómoda (desde el cosag gaélico, un pequeño agujero en el que arrastrase). Es cuando la lluvia y la humedad o la nieve de fuera hace que sintamos la llamada de un resguardo caliente, cómodo y hogareño, y con seres queridos, mejor. Un agujero hobbit, y eso significa comodidad.

Es la misma sensación que el "gezelligheid" holandés, aunque esta palabra deriva de la palabra "amigo", resaltando más la compañía. En alemán tiene connotaciones similares la palabra "Gemütlichkeit", que describe los sentimientos de simpatía y compañía, y comodidad. Lo que para los finlandeses puede ser la palabra "kodikas": hogareño; y para los suecos: mysig, acogedor.
"Kos" es para los noruegos: una palabra que se refiere al estado del ser cuando está cálido, contento y, en general, tiene un buen momento de calma.

El placer aumenta si de extraños se trata, acoger a un invitado desconocido entra dentro de la verdadera hospitalidad islámica, la diyâfa. En zonas de Asia central, sobre todo en las rurales, sigue siendo costumbre ofrecer de todo a los huéspedes, aunque eso sea todo lo que uno tenga, e incluso aunque el huésped sea un completo extraño. En Uzbekistán hay un dicho "Mehmon otanda ulugh" ("el invitado es más grande que el padre") Tradicionalmente, un anfitrión mataba a una oveja para alimentar a un extraño y ofrecía al visitante las delicias más selectas de la cabeza del animal, especialmente el ojo. Se trata de la convicción de la pertenencia común a la familia humana.

El apreciar juntos una buena comida o bebida se da en muchas culturas. Todos conocemos la ceremonia nipona del té, pero su homóloga es la ceremonia etíope del Buna, del café. En Etiopía, cuna de los cafés más selectos del mundo, su ritmo lento de vida se ejemplifica en un antiguo ritual de 3000 años para preparar el café que estimula todos los sentidos y se considera una experiencia terapeútica. La ceremonia la realiza una mujer que luce un tradicional vestido blanco y prepara con esmero los utensilios para elaborar el café sobre unas hierbas ceremoniales recién cortadas mientras el aroma del incienso envuelve los asistentes. Primero se lavan los granos del café verdes y se tiestan hasta que empiezan a crujir, abrirse y cambiar de color. A medida que la anfitriona los muele y prepara el café, los granos despiden un aroma inconfundible. Una vez hecho, el café se sirve con cuidado en una jebena con un pitorro muy largo. La etiqueta exige a los invitados que beban tres tazas; la tercera, llamada baraka, invoca una bendición. 

Los saharahuis occidentales tienen parecida ceremonia, llamada de los tres tes: "El primer té es amargo como la vida. El segundo es dulce como el amor. El tercero es suave como la muerte."

Aún sin tanta ceremonia elaborada, los suecos tiene otro concepto parecido: fika. Esta población es la mayor consumidora de café, una media de 4.5 tazas al día. La palabra fika se podría traducir como "tomar café" pero no hace honor a su nombre. Como el hygge danés, fika es tomarse un respiro en medio de la vida estresante, y el centro no es el café sino una buena charla con los demás, y una buena compañía.

Pero algo más importante que compartir placeres nutritivos es compartir una buena charla. En alemania, amigos y extraños interesados en temas comunes se reúnen para charlar, reír, crear conexiones y adoptar una perspectiva fresca sobre los asuntos que les inquietan en algo que llaman Stammtisches. El origen viene las reuniones de la élite de la población, que compartía las noticias locales en el restaurante o bar del pueblo. Pero desde 1990, las Stammtisches se han convertido en un modo de reunirse para que grupos de gente con pasiones o aficiones comunes puedan encontrarse y charlar. Se han formado en Alemania grupos en torno a prácticamente todo tema imaginable. En el almanaque se marcan las citas para encontrar amigos, para hacer deporte para descansar, para viajar etc. y así se abren reuniones planeada de personas, forzando conexiones gracias a un interés común.

De parecida forma, pero en la calle, forman grupos los italianos para charlas mediante la passegiata o paseo vespertino. Un modo infalible de garantizar encuentros cara a cara de todas las edades, invadiendo aceras y plazas para caminar, charlar, compartir una copa o un helado. Para unos es una manera de encontrarse con viejos amigos, para otros una manera de flirtear, pero siempre es una manera de ver y ser visto.

La Europa escandinava es célebre por valorar la libertad física. Sentirse cómodo con la desnudez es algo arraigado en su cultura. Finlandia es famosa por sus sesiones de saunas comunitarias, seguidas de gélidos chapuzones o saltos sobre la nieve y más sesiones de sauna... y a veces en cueros. Todos disfrutan de la idea de pasar un rato saludable y vigorizante sudando, y a ninguno le preocupa la timidez.

En Japón, el karaoke ("kara", vacío, y "okesutora" orquesta) es un excelente ejercicio para despojarse de inhibiciones en un esfuerzo en equipo. El estilo japonés del karaoke no es sólo frente al público de un bar, sino con varios amigos en una cabina privada. Cuando todo el mundo se entrega a la canción en cuerpo y alma, nadie lo critica. Es más, cuanto más alto y claro cantes y más pasión pongas en tu actuación, más te querrán tus amigos, pues ello les abrirá la puerta para hacer lo mismo.

También se puede probar con el baile conjunto, como la danza céilidh en Irlanda. Antaño se denominaba “céilidh” a un encuentro social de cualquier tipo, sin necesidad de que en éste tuviera lugar una danza. De hecho, muchas de estas ocasiones tenían un carácter no sólo festivo sino también literario, y además de danzar y cantar se recitaban cuentos, poemas, romances, refranes y adivinanzas.En las últimas décadas su significado ha ido cambiando y hoy “céilidh” hace referencia únicamente a la danza social de caracter comunitario, una estridente celebración de la vida donde lo más importante es unirse a la misma. Nadie te mirará enfadado si tropiezas con él, simplemente te verás arrastrado en la dirección correcta, girando aún más rápido y animado por las risas. Porque los céilidh consisten sobre todo en la craic (diversión), y es difícil estresarse cuando estás dando vueltas y vueltas alrededor de una estancia tan rápido que te preguntas qué pasará si tu compañero te suelta.

Pero no todo es diversión. El trabajo conjunto también se disfruta. En el archipiélago chileno de Chiloé se celebra la minga, un evento en el que los vecinos ofrecen su sudor y trabajo duro antes de la fiesta que le sigue. La tradición se arraiga en la historia de los pescadores y agricultores de subsistencia, que siempre han tenido que contar los unos con los otros en cuanto a trabajo físico duro se refiere: recoger cosechas de patatas, reparar un establo o incluso engranchar grupos de bueyes para colocar una casa entera sobre troncos y llevarla rodando a una nueva ubicación. Para agradecer la ayuda prestada, el anfitrión asa un cordero entero o celebra un banquete a base de marisco, al que aporta aún más alegría la chicha.

Todos estos ejemplos tiene algo en común: compartir. En las islas del Pacífico, sobre todo en Tokelau y las islas Cook, el compartir es un auténtico sistema que funciona, y se llama Inati. Siendo uno de los archipiélagos más aislados del mundo, el individualismo no es una opción. Tokelau comprende tres idílicos bajos atolones tropicales de coral, a un viaje de 20 horas en barco desde el puerto más cercano, Samoa, y sólo puede funcionar si su minúscula población trabaja junta y los que tienen ayudan a los que no tienen.Todos los días, la pesca fresca se coloca en la playa y el taupulega (consejo) de la aldea lo reparte según las necesidades de cada cual.

Al fin y al cabo, todo se reduce a que ningún humano existe en un contexto aislado. Es el ubuntu africano, todo lo que uno hace afecta a los demás, y el bienestar de uno depende del bienestar de todos. Esa forma de pensar convierte en intrínsecas la responsabilidad moral, la generosidad y la empatía. Ello significa que los africanos invitan de modo cotidiano a los desconocidos a sus hogares y los niños se crían con la ayuda de toda la comunidad, por ejemplo. Y dado que la interdependencia funciona en ambos sentidos, significa que la gente está dispuesta a aceptar ayuda así como a darla.



Fuentes:
http://blogs.denmark.dk/sharmi/2010/12/02/%E2%80%98hygge%E2%80%99-is-fundamental-to-danish-happiness/
http://www.webislam.com/glossary/diyafa_diyafa/
http://www.janeresture.com/tokelauan_culture/main.htm